Accidente cerebrovascular
Un accidente cerebrovascular sucede cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se detiene. Algunas veces, se denomina "ataque cerebral".
Si el flujo sanguíneo se detiene por más de pocos segundos, el cerebro no puede recibir nutrientes y oxígeno. Las células cerebrales pueden morir, lo que causa daño permanente.
Hay dos tipos principales de accidente cerebrovascular:
- Accidente cerebrovascular isquémico
- Accidente cerebrovascular hemorrágico
El accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando un vaso sanguíneo que irriga sangre al cerebro resulta bloqueado por un coágulo de sangre. Esto puede suceder de dos maneras:
- Se puede formar un coágulo en una arteria que ya está muy estrecha. Esto se denomina accidente cerebrovascular trombótico.
- Un coágulo se puede desprender de otro lugar de los vasos sanguíneos del cerebro, o de alguna parte en el cuerpo, y trasladarse hasta el cerebro. Esto se denomina embolia cerebral o accidente cerebrovascular embólico.
Los accidentes cerebrovasculares isquémicos también pueden ser causados por una sustancia pegajosa llamada placa que puede taponar las arterias.
El ataque cerebrovascular tiene dos formas bien diferenciadas:
- ictus isquémico o infarto cerebral: una isquemia (disminución importante del flujo sanguíneo) en el cerebro, de manera anormalmente brusca;
- ictus hemorrágico, derrame cerebral o hemorragia cerebral: la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral.
Rehabilitación
Se requiere de un programa de rehabilitación interdisciplinaria que provea una asistencia integrada para las personas que han sobrevivido a un ataque cerebral. Que atienda tanto los aspectos motores como los relacionados con el habla, los trastornos visuales, las actividades de la vida diaria y las secuelas incapacitantes como la espasticidad, para que el sobreviviente del ACV puedan alcanzar un grado de independencia suficiente como para retomar, al menos parcialmente, sus actividades habituales.
Prevención
- Lo fundamental es controlar los factores de riesgo asociados; fundamentalmente, la hipertensión arterial, el colesterol malo elevado (incluido el aumento de triglicéridos), debido al consumo de grasas saturadas animales y aceites hidrogenados, y la diabetes.
- Evitar el consumo de cigarro, de sustancias psicotrópicas o estupefacientes y de bebidas alcohólicas.
- Evitar el sedentarismo y practicar ejercicio físico; consumir una dieta rica en verduras, frutas, proteínas, colesterol "bueno" y grasas polinsaturadas (ácido eicosapentaenoico (EPA), ácido docosapentaenoico (DPA), ácido docosahexaenoico (DHA), consumir poca sal y evitar el consumo de cantidades elevadas de carbohidratos (azúcares y harinas) y grasas saturadas.
- Evitar la ansiedad y aún más el angor (la angina de pecho)
- Evitar la depresión, ya que los estados anímicos depresivos tienden a espesar la sangre, y la hacen más trombogénica.
- Seguir las recomendaciones del médico de cabecera, quien tiene acceso a la información pertinente relacionada con la salud de cada individuo.
- Evitar el sobrepeso.
- Evitar deportes de contacto o sobreesfuerzos.
- Evitar el distrés o estrés negativo
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