1.- Las hemorragias externas son una causa tratable de fallecimiento en el trauma. Lamentablemente con el antiguo concepto de “no tocar al paciente hasta que llegue la ambulancia” muchos pacientes mueren exclusivamente por una hemorragia externa.
Presión directa.
La mejor manera de controlar la hemorragia es la presión directa hasta que se detenga o llegue el equipo médico.
La cantidad y duración de la presión son los factores principales que determinan el éxito del control de la hemorragia. La presión debe ser firme y mantenida por un largo periodo. Se debe hacer de manera manual, utilizando gasas o similares. Si la hemorragia continúa, no retire la gasa; agregue más gasas sobre las anteriores y aplique más presión.
Si no es posible realizar presión continua manual, utilice alguna banda elástica para ejercer la presión deseada.
Torniquetes
Los torniquetes han demostrado su utilidad al controlar la hemorragia en el campo de batalla y durante cirugías. Su uso en el ámbito civil por personal de salud tiene pocas complicaciones, aunque su uso por personas entrenadas sólo en primeros auxilios no ha sido evaluado.
Los potenciales peligros de la aplicación prolongada del torniquete son:
– daño temporal o permanente de nervios y músculo
– complicaciones sistémicas de la compresión de la extremidad (acidosis, hiperkalemia, arritmias, shock y PCR).
Las complicaciones se relacionan con la presión aplicada y la duración de su uso, pero no hay evidencia que permita determinar cuándo se produce el daño.
La recomendación es utilizar el torniquete sólo si la presión directa no es efectiva o no es posible. Los torniquetes especialmente diseñados parecen ser mejores que los improvisados, pero sólo deben ser utilizados con entrenamiento adecuado.
Puntos de presión y elevación
La presión en pulsos proximales y la elevación de la extremidad afectada no están recomendadas para el control de hemorragias. Esta nueva exclusión se basa en que existen otros métodos más efectivos y que la aplicación de estos métodos por personal no sanitario no sería útil. Además, su uso podría necesitar abandonar la presión directa.
Agentes hemostáticos
Existen una gran cantidad de agentes hemostáticos tópicos y algunos han demostrado ser efectivos. Sin embargo su uso rutinario por operadores de primeros auxilios no puede ser recomendado en este momento, debido a la gran variabilidad en su efectividad y su potencial de producir efectos adversos.
Conclusiones
– Enseñe conceptos simples y basados en guías como las que citamos en este artículo. Por favor evite términos como “yo opino” en temas donde existen recomendaciones claras (como éste).
– Reiteramos que estas recomendaciones también son válidas para enseñar a personal y novato de emergencias.
– Enseñe a usar presión externa. Si no es suficiente, se puede usar el torniquete.
– No enseñe a la población general a utilizar presión en pulsos proximales, elevación de la extremidad y agentes hemostáticos.
2.- HEMORRAGIA INTERNA
Es aquella que por sus características la sangre no fluye al exterior del cuerpo, sino que se queda en el interior, generalmente acumulándose debajo de la piel o en algún organo.
Tratamiento:
Vigilar al accidentado para detectar signos de colapso como palidez, sed, ansiedad, frío, taquicardia.
Tumbarlo horizontalmente, abrigarlo y tranquilizarlo.
Controlar respiración y pulso.
Los signos y sintomas que te indican que estas ante una hemorragia interna son:
Palidez extrema del accidentado, sensación de mareo o desvanecimiento, pulso débil o imperceptible, dificultad respiratoria en casos de sangrado torácico, abdomen muy sensible o rígido, distendido, hematomas en diferentes partes del cuerpo, pérdida de sangre por recto o vagina, vómito con sangre, fracturas cerradas y manifestaciones de shock.